3 de mayo de 2007

INTRUSOS EN EL ESPECTÁCULO




Saroyan en su lecho de muerte:
“Creí que nunca moriría.”





Me contemplo desde
la inmortalidad de mi presente.

En la pantalla del televisor
gesticulan y cuentan
chismes de modelos desconocidas
de la mediocre farándula nacional.

No siempre se crea
Poesía
escuchando a Vivaldi
o a Andrey Kiritchenko
ni brindando a la salud
de Hölderin o Bonnefoy.
Diría mejor, casi nunca.

Somos esto. Estamos acá.

¡Qué insensibles parecen
los que no aprecian
la música erudita del siglo XVII,
el trabajo de los genios
de la pintura holandesa
o los sublimes yámbicos griegos!

Como un borracho
en la taberna,
nos preguntamos:
¿Para qué todo?
Sí por mucho camino
que ande
-lo juro pese a haber encontrado
el Santo Grial-
seguirán muriendo
los asesinos y los gatos
-siete vidas también se extinguen-
y los jazmines no crecerán
si alguien
no los cuida de las hormigas.

Mas,
cuando no quede otro alguien
y siga viva
¿querré permanecer sola
en el desierto
como un personaje bíblico?

He visto envejecer
a verdaderas beldades,
caer en la degradación
a galanes notablemente hermosos,
mentir a los presidentes más amados
y desaparecer
¿dónde han ido?
a niños, mariposas y tamberos.

Y los tipos de
“Intrusos en el espectáculo”
siguen vendiendo
productos para adelgazar,
correas para perros,
alarmas antirrobo
juegos frutales
y mujeres sintéticas
sin gusto ni calorías,
como si
la tarde fuera un chicle
pegado sobre la mesa
o
una latita de atún
desmenuzado.

5 comentarios:

Soy yo dijo...

Epitafio genial.
No sé qué significa "saroyan", si es un neologismo, favor disculparme.
Saludos

Anónimo dijo...

Comentario hecho con todo cariño: Para qué existirán los buscadores en internet?
Evitaríamos los papelones

Luci dijo...

Supongo que anónimo lo dice por Saroyan.
En efecto, William Saroyan (Fresno, California, Estados Unidos de América; 31 de agosto de 1908 - Fresno, California, Estados Unidos de América; 18 de mayo de 1981) fue un escritor armenio-americano quién escribió numerosas obras y cuentos cuyos temas giraban en torno a los primeros años de vida de un hijo de inmigrantes pobres armenios, retratando el universo provinciano del oeste de los Estados Unidos. Sus historias fueron muy populares durante los años de la Gran Depresión.

Un poema de Bukowski comienza con este epígrafe.

Saludos.

Davor dijo...

Yo también hay cosas que no entiendo, pero las que entiendo, que buena que estan... saludos.

Luci dijo...

Hago una modificación en el verso:


"y jugos"
por "juegos frutales"