1 de julio de 2007

ESPIANDO POR EL OJO DE LA CERRADURA.


Mujer inclinada. Pierre Bonnard.



ESPIANDO POR EL OJO DE LA CERRADURA.


Te imagino desnuda entre las gentes,
oliendo a glicerina y a rocío.
El espejo del baño se ilumina
al gesto de la esponja;
y los jabones
te soban
y perfilan la pereza
de súcubo furtivo y milenario
que atisba la pigricia de un encuentro,
comercio de las carnes portentosas,
ansiada vehemencia del estuario.
Inclinada estás con piel y providencia;
lastima al desencanto tu reflejo
supersticioso
y escondidamente
esquivas los negrores de este mundo
desafiando la calma
sin recato.
La luz se precipita y cae la noche,
sin enmiendas ni métodos ajenos,
con maña de varona acostumbrada,
los vaporosos pechos acicalas,
las piernas suaves, los cabellos brunos,
la tersura se entrega a tus plegarias,
te tanteas,
te acoplas,
te acaricias...
Mañana es otro día de rutinas
no temas, el amor está que bulle.

La belleza es motivo de indulgencia.
Prepárate al placer que se hace tarde.

10 comentarios:

Luci dijo...

Dos veces en el día escribo la palabra "rutina".
En mi descargo debo decir que el poema Lillith, como aclaré, tiene varios años.
Lu

Anónimo dijo...

Hola Lucía.
Una pregunta, en el comentario que dejaste en mi blog: www.heliodoro.wordpress.com, en lo último que escribí. ¿Porqué razón resaltaste dos versos?
No lo entendí ya que no hiciste comentario alguno.
Un beso fugaz.

Anónimo dijo...

Tus poemas son de lo mejor que he visto en mucho tiempo.
Son evocadores, transmiten un sentimiento que se apodera de mi alma cuando los leo.
Unos me gustan más, otros menos, cierto.
Pero es indiscutible que el talento que rezumas en cada una de tus letras son propiedad de una mujer con una sensibilidad y exquisitez manejando el lenguaje.
Para mí es una alegría que te tropezases con mi blog: www.heliodoro.wordpress.com y así poder conocerte.
He estado hablando de tus poemas, de tu blog con gente conocida para que te visiten y se complazcan con la lectura.
Me da mucha, muchísima curiosidad saber quién se esconde detrás de esos poemas tan hermosos.
Sería un verdadero gusto conocerte, Lucía.
No dejes de lucir.
Con razón podrías ser la fuente de inspiración de un corazón desbocado que quiere caer en las garras del enamoramiento.
Un fuerte abrazo y un beso con semicorcheas.

Mondolfo Rodolfes dijo...

Usted me da pena.
No veo porque se burla de mi nombre.
Pero bueno, si eso la divierte mejor para todos.
Sepa que este es mi verdadero nombre y si tiene alguna duda busquelo en la guia telefonica.

Se cree tan culta y al fin de cuentas es una bruta.

Atte. Mondolfo Rodoldes.

Luci dijo...

Gracias heliodoro, un abrazo.

En cuanto a Mandolfo, mis excusas. Quise hacer un chiste (pensé que te llamabas Rodolfo Mandolfes) y sonó mal.
Saludos.

Buenas, buenas.
Lu.

Unknown dijo...

olvido? perdon? para quien? y quien es que tiene que perdonar?

persefonerowland dijo...

Lucía:

Por aquí voy a navegar con mucha curiosidad y ansias locas de descubrir tu lenguaje. Ha sido una hermosa presencia la tuya por nuestro blog. Espero que la mía por el tuyo sea bien recibida. Me voy encantada para volver diariamente.

Perséfone

Vill Gates dijo...

Lucía, con el comentario de Heliodoro ya tenés para una semana.
Para no ser menos te voy a decir que te agradezco por tu blog.
Bien sabés, porque te lo he dicho otras veces, que no sabía "que hacer" con la poesía. La situación era más o menos como cuando me pusieron por primera vez un bebé en los brazos, lo agarré como si fuera una fuente de ravioles... (poco poético lo de los ravioles... pero ricos).
Bueno, ahora un poco sé y hay una culpable.
Sos vos.

Vill Gates dijo...

Con mucha verguenza, porque se que podés ser una dura jueza, te invito a mi nuevo blog, en donde, más allá de pulcritudes semánticas sintacticas, gramaticales o de simple estilo, trataré de contar una historia.

http://equidistancias.blogspot.com/

Gracias otras vez Lucía, porque esto, que recién comienza, también es un poco por tu culpa.

Gonzalo Del Rosario dijo...

Está bien chévere el poema, sobretodo porque me imaginé a la mujer . . .