25 de septiembre de 2007

JOSÉ ANDRÉS Y EL CHUPETÓMETRO DE BALÁ.



José Andrés (a los 21) en Cuba.


Con su nuevo chupete en la boca (el cigarrito que le venden por la tele //el habano de la playa).




Carlos Balá.
¿Qué gusto tiene la sal?
Saladooooooooooooooooooo.


JOSÉ ANDRÉS Y EL CHUPETÓMETRO DE BALÁ.



José Andrés tendría, no sé, la edad en que se debe dejar el chupete.
Mascaba la pelota de goma del suyo, el celeste, abultada por el mal uso y no aceptaba reemplazos.
Las madres aunque leamos a Marcuse o a Freud hacemos cualquier cosa por los hijos.
Por entonces, en uno de los únicos cuatro canales de aire, había un programa de nuestro Carlitos Balá.
En esa época, mi intelectualidad juraba que la televisión no debería invadir el delicado espíritu de mi hijo en formación.
Yo quería que se alimentara con lo más escogido de la música, los documentales, el arte del planeta, le compraba juguetes didácticos y hacía lo imposible por no contaminar su almita en mis manos, para evitarle a él traumas y a mí, futuras culpas.
Sin embargo, pasaba el tiempo de crecer y el chupete seguía en la boca de mi Jose imperturbable.
Por casualidad, vi una vez entre la tanda de publicidad de un canal, el chupetómetro de Balá. Iea ea pe pé.
Los chicos tiran aquí los chupetes y empiezan a ser grandes, nos confiaba con palabras más o menos del tenor.
Durante un par de semanas me dediqué a encender el televisor puntual en el horario, tratando de acercar a mi hijo a verlo. José que ya hablaba bastante bien para sus añitos, lo miraba y guardaba silencio con el caucho, en lamentable estado, en la boca.
No parecía tener sentimiento alguno respecto del tema del chupete. No se entusiasmaba ni se aburría. Solo miraba y callaba.
Un día, sumamente preocupada por cosas banales que con que las madres vamos perdiendo la calma del hogar, escucho que Bala lo mismo que todas las tardes invita:
-Buenos, niños. Llegó la hora de dejar los chupetes. Vamos a tirarlos.
Me dirigí a mi hijo, con tremor y sin mostrar fastidio:
- Mi amorito, ¿no querés darme el chupete para que se lo lleve a Balá y lo tire?
La respuesta llegó indubitada, firme y madura, mirándome a los ojos y fue la siguiente:
- Sí mamá. Ya soy grande.
En esa vuelta aprendí que los Reyes Magos existen. No somos los padres. Se venden por televisión y muchas veces traen regalos increíbles.
Me pregunto veinte años después, sin chistar, convicta del poder unidimensional y educativo de los medios, si no podría don Carlitos inventar un “Revolverómetro” para que tanto chico adulto empiece a echar a la basura sus armas de fuego y empiece a ser grande de una buena vez.

6 comentarios:

Isabel chiara dijo...

El revolverómetro y el guerrarómetro y el estupidómetro y el neciómetro. Pero esos eran tiempos más sencillos e ingénuos en lo que a tv se refiere. Aquí pasaban los seriales autóctonos con los payasos de la tele, los electroduendes, y algunos foráneos como Heidi, la abeja maya o érase una vez, más didácticos, más saludables.

Ahora les meten realityes, juegos de guerra, anuncios de ropas de marca, y coches que vuelan como cohetes, y se hacen hombres y mujeres sin saber de moby dick o de crusoe. Y lo peor de todo es que encima argumentan que se deben a lo que la audiencia reclama. No sé, no sé, me temo que ya no existen códigos éticos ni deontológicos en televisión. Aquí se ha pagado una millonada a una nieta del dictador para concursar en un programa de baile, y ha sido tv española, la pública.

Ah, guapo tu chico, y muy grande. Del nuevo chupete no te hablo porque yo soy adicta (por la tv, jajaja).

Un abrazo.

*La Casalinga* dijo...

EL CIGARRILLÖMETRO! Ese deberían inventar.
Aunque si tiro mi cigarrillo, yo me tiraría detrás de el.
Qué cosa que no se quiere largar esta porquería, no?

Cuántos años tiene tu bebé, Lu?
El mio está por cumplir los veinte y yo que no salgo de los veintinueve..

Alejandra Dening dijo...

Lamento que en mi niñez ya no estara el chupetómetro, hubiera sido divertido!!!!

Besos!

Vill Gates dijo...

"...sumamente preocupada por cosas banales que con que las madres vamos perdiendo la calma del hogar..." Que sabio.

unServidor dijo...

Muy buen post. A mis hijas les estoy bajando Heidi y Erase una vez (si viene la Justicia, lo desmiento), que no se consiguen de otro modo. El revolverómetro funciona: véase http://www.pagina12.com.ar/diario
/sociedad/3-89571-2007-08-12.html

Mi hija mayor rechazó todos los chupetes, pero como vino seguido la segunda y debió abandonar la teta, empezó con el pulgar, hasta deformar su paladar (ahora lo solucionó la cara pero bendita ortodoncia). De estar así día y noche, lo dejó repentinamente en un 100%, sin recaídas, cuando "supo" que esa Navidad (3 años) Papá Noel traería lo que ella esperaba si dejaba su vicio. Así que es así: yo también creo en los Reyes Magos.
Un beso

Makiavelo dijo...

No pierdas la esperanza, cerquita de allá, los chicos empezaron a entregar sus armas. Eeperemos que cunda el ejemplo, ya te pasaré la receta mágica que emplearon para persuadirlos.

José Andrés tiró su chupete y empezó a crecer, crecer, crecer...
qué barbaridad qué crecidito está.

Un saludo.