ODA A LA LAVADORA AUTOMÁTICA.
Oh, diosa del Olimpo de la Casa.
Noble chicharra.
Luchadora* incombustible.
La Brigada de Mujeres Impacientes
te saluda
y da las gracias,
con voz trémula y vergüenza
por tu Linterna mágica.
No sea cosa,
que el lírico poeta
emblemático y brillante
diga ominosa
esta oda de amor y reverencia.
Centinela en metal,
libertaria de “zíngaras”
en la siesta.
Si es lícito compararte
al fiel cordero,
al marido amante,
te comparo
y que engulla el mezquino piletón
sus miserias,
su eco de pavor.
La libre expresión de
las paganas,
femínidos grumetes manifiestos,
sea el Numen,
que el servicio que prestas
nos regala
a la grotesca inercia
de gaviotas
de avatares cotidianos
y laureles.
Te redimo y corono,
humilde bienhechora,
dispuesta a acompañarnos
en el tramo bizarro
de las vidas,
que cóncavas en tu tambor
se exhalan.
Gladiadora.
2 comentarios:
Genial!! Se lo voy a leer a la mía para que sepa cuánto la queremos, y que ni se le ocurra abandonarnos. Cordiales saludos,
Te redimo y corono,
humilde bienhechora,
dispuesta a acompañarnos
en el tramo bizarro
de las vidas,
que cóncavas en tu tambor
se exhalan.
Me gusta el final. Que sigas enviando muchos poemas al boomerang. Yo me voy tras un destino que ya no tiene regreso.
Toma un beso,
de camino.
Publicar un comentario